JUJUY VIVE LA MAGIA DE LOS PESEBRES

Para el 6 de enero, los pesebres preparan su gran fiesta y en la mayoría de los barrios capitalinos la adoración al Niño Jesús se hace presente a través de visitas a casas de familia,  que previamente lo solicitan.

Los niños también recorren las calles de los barrios expresándose a través de la adoración siempre acompañados por la banda de música, la familia y  vecinos que se suman. Al llegar al domicilio donde tienen la invitación, rezan y luego adoran al Niñito Jesús por espacio de media hora o una hora.

Luego reciben en agradecimiento y se les sirve bebidas gaseosas y sándwiches. Así transcurren durante toda la tarde y algunos días hasta pasadas las 22 horas.

Un poco de historia

La tradición de la adoración al niño Jesús nace prácticamente en nuestra provincia, es introducida en el siglo XVI por padres jesuitas y franciscanos, entre ellos, el padre Pedro Lozano, según cuenta la historia.

Fueron los “Omaguacas”, quienes alrededor del año 1594, en Purmamarca, los que dieron vida a la adoración del niño Jesús. Los nativos,  con la ayuda del padre Gaspar de Monroy, tiñeron arcilla con los colores de los cerros y moldearon la primera representación del nacimiento en Belén.

A su paso por la provincia,  Francisco Sánchez Solano, más conocido como “San Francisco Solano, en su tarea evangelizadora, tomó el nacimiento del Niño Jesús como una celebración central, siendo prácticamente el pionero festividades navideñas en el norte del país.

Por su ascendencia española, fue un entusiasta de los villancicos y logró imponer estos cánticos que se convirtieron en hábito con el paso del tiempo. Viajaba siempre llevando un rabel (que era una especie de violín) y una guitarra con la que acompañaba su canto que, según relataron quienes lo conocieron, era celestial.

Por lo tanto fue el promotor de los pesebres vivientes, especialmente por incluir en los mismos a los nativos. En el lugar del niño Jesús, Solano acunaba niños indígenas para demostrar la universalización del mensaje cristiano.

Pesebre Niños coyas

 El Barrio Mariano Moreno es uno de los sectores de la ciudad Capital donde está más arraigada la tradición de adorar al Niño Jesús a través de los pesebres.

Este año el pesebre “Niños Coya” cumplió su 40 aniversario. Nació por iniciativa de doña Carmen Arequipa, en el año 1980, actualmente está integrado por 60 bailarines y una banda de música propia, cuyos integrantes, en su mayoría formaron parte del cuerpo de adoradores.

El pesebre nació en la localidad de Mina El Aguilar, Departamento de Humahuaca, donde se mantuvo por espacio de 10 años. Luego la familia de Carmen Arequipa se tuvo que radicar en la ciudad de San Salvador de Jujuy y continuaron con la tradición por otros 30 años más.

“Nace por una promesa, tuve una hija que la interné en Buenos Aires y me sentía sola y le pedí al Niño Jesús que si salía bien la operación del corazón iba a ser su esclava y desde esa fecha lo tengo a él conmigo” nos contó doña Carmen en las puertas de la Iglesia del Barrio Mariano Moreno, donde llegó el pesebre para recibir la bendición.

“Todos mis adoradores son devotos del Niño, porque si algo piden le va bien. Son muy agradecidos, con lo que ellos reciben. Esa es la fe que tienen ellos, como dicen que la fe mueve montaña, están en las manos de Dios” reflexionó doña Carmen en torno a la fe que transmite la adoración al Niño Jesús. Destaca además que personalmente le dio muchas satisfacciones, especialmente por haber podido conformar una buena familia, compuesta de seis hijos.

Pero como toda acción de bien, doña Carmen destacó que es difícil mantener el pesebre debido a la situación económica, “pero con la unión y el esfuerzo sale todo bien. Por ejemplo, la ropa del Niño Jesús viene desde hace cuarenta años, de cuando vivíamos en Mina El Aguilar y esa ropa la puse yo y al día de hoy todavía la tiene”.

Las actividades del Pesebre “Niño Coya”, nace el 24 de diciembre, en Noche buena cuando nace el niño Jesús, “esa noche se reza  y se canta la llegada de nuestro señor Jesús Cristo y de allí  empezamos a asistir a cada invitación que nos hacen; donde sea vamos y mientras este dentro de nuestras posibilidades de complacer a nuestros peregrinos”.

La historia de los  músicos del pesebre tiene una tradición especial, “ellos no cobran nada, ellos son “coyitas” y cuando dejan de adorar se transforman en músicos y no hay ningún tipo de lucro” afirmó doña Carmen. “Llegan a una determinada edad y dicen “hasta aquí adore” y se dedican a ser músicos, ellos mismos se preparan para tocar la quena,  y todos los demás instrumentos, se organizan solos”

El cierre de las adoraciones se hace el día 6 o 7 de enero, luego de la llegada de los Reyes Magos y entre las actividades de cada año, se cuenta la participación en el tradicional encuentro de pesebres que se lleva a cabo en la Iglesia Catedral.

Doña Carmen notó que en los últimos años se está perdiendo la magia de los pesebres, de adorar al Niño Jesús. “Será por la poca fe, pero usted vio que si uno no le inculca desde chicos la tradición, hoy en día no se sigue con estos hechos. Tenemos que agradecer a Dios, saber del nacimiento del niñito Jesús y si no lo inculcamos a los niños esto se pierde. Si somos devotos, tenemos que enseñarles a nuestros hijos. Póngale que el día de mañana yo falte, porque hace tres años perdí a mi marido, mis hijos tienen que seguir con el pesebre. Me dice  mi hija, el día que faltes vos mamá, nosotros vamos a seguir con el pesebre. Dios quiera  y la Virgen lo permita, que se cumpla con los que ellos dicen”.

Cada pesebre tiene sus propias vivencias, su manera de adorar, de enseñar o transmitir esa experiencia a los más chicos y entre esas tradiciones, está el rezo. “En mi pesebre, cuando  ellos llegan lo primero que hacemos es rezar, cantar y recién adorar.  El rezo  se está perdiendo mucho, por eso tenemos que empezar a rezar. Desde que empecé con el pesebre, siempre es el rezo antes de todo y de rodilla. Cuando hacen la despedida, hacen lo mismo y muchas veces los chicos y los grandes lloran de emoción, al verse de rodilla y se hacen bendecir con el niño hasta el año que viene”.