Muerte en la Tupac: EL PARALELISMO ENTRE LA HIPOCRESÍA Y LA REALIDAD

Dónde está el “plan de seguridad” que propuso implementar el “Ministro “estrella” de seguridad de Jujuy Juan Manuel Pulleiro, que llegó con muchos títulos y experiencia, pero totalmente desconectado de la realidad.

Juan Segovia fue víctima de la inseguridad, de un sistema ineficiente, de unos padres ausentes y de una sociedad que siempre mira al costado.

Su muerte deja al descubierto el lado oscuro de una sociedad que no sabe convivir, de un sistema de seguridad que es muy cuestionable en Jujuy y de la falta de atención que ponen las autoridades en los lugares donde además hay ausencia de los padres, los barrios.

Hace pocos días se le consultó al Ministro Pulleiro, por la falta de efectivos y móviles en la calle. Su repuesta fue concreta: “todo se centraliza por el sistema 911”. Efectivamente, las cámaras de seguridad que costaron una fortuna para la provincia, lo ven todo, pueden estar en toda parte y registrar al momento lo que está sucediendo en la ciudad.

Pero no puede hacer prevención, no puede estar antes del delito y un policía parado en la esquina de un barrio o un móvil policial haciendo ronda, si hacen prevención.

Apelar solamente a las cámaras de seguridad, no es suficiente para prevenir el delito y el Ministro Pulleiro lo debe saber, de lo contrario debería alejarse del cargo, porque eso es básico.

En las comisarías de los barrios prácticamente no hay policías, solo personal administrativo para extender algún tipo de certificado y el resto del personal u oficiales, para Recibir una denuncia, nada más.

En el sistema de salud existe el programa de APS (Atención Primaria de la Salud) que en otras épocas tuvo muy buenos resultados, porque hacía prevención. Los agentes sanitarios de aquel momento llegaban a las casas, a los barrios, a los pueblos y a las ciudades a controlar que las familias sean saludables, tengan salud, sus vacunas, sus medicamentos, sus controles.

Hoy la provincia necesita un plan similar, de ATENCIÓN PRIMARIA DE SEGURIDAD, donde el policía esté presente en los hogares, en los barrios, en los pueblos en las ciudades, previniendo, hablando con la gente, conociendo sus necesidades, estudiando y viendo que pasa en las familias, especialmente en los sectores más vulnerables.

“La seguridad preventiva se define como el conjunto de medidas, acciones y protocolos que se implementan de forma anticipada para evitar o mitigar la ocurrencia de riesgos, accidentes, daños o situaciones peligrosas. Su objetivo principal es anticiparse a los eventos adversos, en lugar de solo reaccionar a ellos una vez que han ocurrido”. 

Señor Ministro, eso es lo que hace falta en Jujuy seguridad preventiva. Si su policía hubiera estado rondando el barrio Tupac Amaru haciendo prevención, habría detectado esta fiesta clandestina donde había gran cantidad de menores, que luego salieron a la calle a buscar más bebidas alcohólicas, para seguir consumiendo. 

“Tu hermano no tendría que haber estado ahí. Si tu hermano no hubiera salido de noche, porque era menor, hoy lo tendrías con vida en tu casa” objetó un agente de policía cuando Familiares de Juan fueron a la Comisaría hacer reclamo por los hechos acontecidos en la madrugada del sábado.

Puede tener razón este policía porque ahí falla la otra pata del sistema o de la sociedad, que son los padres. Un padre no puede exponer a sus hijos menores, autorizando o permitiendo que concurran a fiestas privadas hasta altas horas de la noche. No hay límites, no hay orden, no hay responsabilidad de los padres.

En ese mismo acto, un familiar de Juan le respondió: “Ustedes duermen en los móviles, tengo fotos…”

También es verdad, la policía no cumple acabadamente sus funciones, no están donde deben estar y si están, están desconectado de la realidad. Están en su mundo, con el celular, tratando de cumplir con una guardia impuesto y lógicamente descansando o durmiendo en un móvil, esperando que desde el 911 de instrucciones sobre algún hecho de inseguridad y acudir inmediatamente.

La policía no es un cuerpo de bomberos, que sale a apagar incendios. La policía es prevención, y debe tener el poder de “Anticipación”, la esencia de la prevención es actuar antes de que surja un peligro. Implica detectar problemas potenciales y sus causas para predecir situaciones negativas.

Además debe mitigar riesgos, incluso si un riesgo no se puede eliminar por completo, la prevención busca reducir su impacto o la probabilidad de que ocurra.

Una fuerza policial debe ser proactiva. A diferencia de la seguridad reactiva (que responde a incidentes), la seguridad preventiva es proactiva, diseñando sistemas y comportamientos que eviten el daño.

Además es fundamental tener un concepto “universal” de las fuerzas policiales, estar en diversos ámbitos como la seguridad laboral (prevenir accidentes y enfermedades ocupacionales), la seguridad vial (evitar siniestros de tránsito), y la seguridad pública (anticiparse a actividades delictivas). 

En resumen, se trata de una preparación y disposición que se hace con antelación para garantizar un entorno seguro y saludable, protegiendo la integridad física y mental de las personas. 

El narcomenudeo está haciendo estragos en la sociedad jujeña. Desde los 8 años de edad hay niños que ya están en situación de consumo. Barrios como Punta Diamante, El Chingo, Malvinas, Azopardo, Alto Comedero, Mariano Moreno, San Cayetano, tienen mucho problemas con el consumo problemático y ahí no solamente debe estar la policía haciendo prevención, sino también el Estado con programas de prevención, de asistencia y abordando la problemática junto a los padres.

Jujuy necesita de muchos cambios en su sistema de seguridad, las cámaras de vigilancias no es suficiente porque te muestran una realidad, no lo que va a pasar.